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Hola, me llamo Guillermo Leal, tengo 41 años, y casi pierdo mi departamento por una deuda bancaria.
Estaba en una terrible situación económica: sin trabajo y viviendo con mis suegros. Mi plan era vender el departamento para pagar todas mis deudas y empezar así de cero. Tenía varios interesados en comprar, pero de un día para otro recibí una notificación judicial con causa de remate, que se traducía en una amenaza del embargo de mi inmueble. Tan solo tenía un plazo de 8 días para responder esa demanda.
¿Qué? ¿Responder qué…? ¿Cómo? Esto fue extremadamente estresante y confuso. Como yo no vivía en el departamento, nunca supe que esto estaba pasando porque nadie me avisó. De inmediato me puse a cotizar por internet una asesoría legal de calidad y accesible. Por suerte encontré las redes sociales de Total Abogados y me interesó mucho su forma simple y directa de hablar de temas legales, además ofrecían precios y facilidades de pago.
Lo que más necesitaba era tiempo para concretar la venta de mi departamento. Necesitaba ser capaz de negociar con el banco y así evitar el remate de mi único patrimonio. La abogada que fue asignada a mi caso, rápidamente presentó un incidente de nulidad por no encontrarme viviendo en aquel domicilio y por lo tanto ignorar la demanda entera. El tribunal acogió el incidente, anulando la causa hasta la etapa inicial y suspendiendo el remate de mi departamento.
Luego de la suspensión del remate, la abogada logró darme el tiempo necesario para encontrar un comprador. Ella misma se contactó con el banco para negociar la deuda en su totalidad, presentándoles al comprador de la propiedad y generando un acuerdo de pago. El tribunal aprobó este acuerdo y con eso finalizó la causa.
Honestamente, estaba mentalizado que perdería mi departamento, pero desde el comienzo el equipo de Total Abogados me motivó y educó sobre las posibles acciones para revertir esta situación, siempre con respeto, paciencia y excelente disposición, a pesar de mi nulo conocimiento del mundo legal.
Mi primera impresión fue que eran un grupo de personas súper profesionales, interesadas en ofrecer un servicio eficiente a través de plataformas digitales y de responder claramente cada una de mis inquietudes, ya sea por teléfono o reuniones virtuales. Y esa impresión se mantuvo positiva hasta el final.
He vivido endeudado la mayoría de mi vida adulta y puedo decir con seguridad que es una pesadilla constante, especialmente si no tienes el tiempo o los recursos para ordenarte financieramente y mantenerte a flote, por eso siempre estaré agradecido del impecable trabajo de Total Abogados. Estoy más que satisfecho. Todo lo que aprendí durante el proceso será algo que definitivamente integraré a mi vida en adelante.
Mi nombre es Daniela Soto, tengo 48 años, y demandé a mi esposo por divorcio culposo.
Nuestro matrimonio duró casi dos décadas, al principio nos llevábamos súper bien, hasta criamos a nuestra única hija como un equipo, pero lentamente eso fue cambiando y los últimos diez años se convirtieron en una lucha diaria. Recibí mucho abuso de su parte, psicológico y económico, además de una serie de infidelidades.
Durante el tiempo que vivimos juntos, él nunca me dejó trabajar, mucho menos intentar comenzar una carrera profesional por mi cuenta; me obligaba a quedarme en la casa y “hacerme cargo” de nuestra hija y de las tareas domésticas, generando una relación tóxica, dependiente y llena de humillaciones. Soporté esta situación con tal de mantener a la familia unida, especialmente por nuestra hija adolescente, aunque ahora sospecho que era más por miedo, tal vez cobardía.
Hasta que llegó el día en que descubrí que mi esposo tenía un hijo pequeño con otra mujer; que había comenzado otra familia, a escondidas. No aguanté más; agarré a mi hija y nos fuimos de la casa, a vivir con mis padres. Días después, una amiga me dio el dato de Total Abogados y decidí comenzar el proceso de mi divorcio, con mucho coraje y nerviosismo.
Lo primero que hizo el abogado asignado a mi caso fue explicarme claramente el paso a paso de demandar a alguien por divorcio culposo; primero la notificación formal que describe los varios motivos de mi divorcio; luego la audiencia preparatoria antes del juicio, donde el tribunal evalúa las pruebas, ya sean informes psicológicos, testimonios, cualquier prueba que de fe respecto a los hechos, audios, imágenes, conversaciones en chat, videos, etc; luego la audiencia de juicio, donde se presentan todas estas pruebas y ambas partes exponen sus argumentos; finalmente la sentencia, donde el tribunal dicta su decisión sobre mi causa.
El abogado además me aconsejó que demandara compensación económica, debido a varios factores, principalmente porque este tipo de vivencias generan un profundo trauma, desconfianza, sentimientos de rabia, tristeza y decepción en la pareja afectada, en este caso, yo. Además, la infidelidad también provocó desequilibrios emocionales y efectos negativos en la salud física y mental de nuestra hija. Para todo esto existe una potencial compensación.
Tres años se demoró el proceso legal. Debido mayormente a la pandemia, ya que el sistema judicial tuvo que reestructurarse para funcionar bajo esas condiciones, y porque al principio costó varios meses notificar a mi esposo. Sin efectuar esta primera notificación en forma personal, no se puede avanzar en ningún proceso judicial, eso atrasó mucho mi causa. Más encima, el tribunal tuvo que programar y reprogramar varias audiencias dada la complejidad del caso, ya que había harto que debatir: desde violencia económica y doméstica, vulneración a los derechos de los niños, hasta adulterio reiterativo.
Todo el proceso fue difícil y cansador, especialmente la espera eterna, que hubiese sido peor si no fuese porque en Total Abogados se adaptaron a mis necesidades, tiempo y ánimo, sobre todo en aquellos días donde sentía ganas de rendirme y no seguir más con la demanda.
No soy muy buena con la tecnología, pero su comunicación 100% digital me resultó conveniente, muy cómodo, y nunca sentí que estaba molestando con mi ejército de preguntas sobre cualquier detalle que no entendía o entendía a medias.
Al final mi abogado logró llegar a un acuerdo con la contraparte, obteniendo un importante monto de compensación económica y modificando la causal de divorcio culposo a de mutuo acuerdo. Con eso obtuve una sentencia favorable y hoy por fin puedo concluir que estoy felizmente divorciada. Libre para intentar construir una mejor vida con mi hija.
Dentro de poco compartiremos testimonios de la categoría
Mi nombre es Brenda Jara, tengo 53 años, y fui demandada por mis hermanos para obligarme a vender la casa donde vivía yo con mi esposo y tres hijos. Era la casa de mi madre, quien recién había fallecido.
Apenas heredamos la casa, mis hermanos intentaron presionarme a vender, amenazándome, incluso uno intentó sacarme a la fuerza, tuvimos que llamar a los carabineros. Mi esposo y yo somos bastante humildes, no teníamos adónde irnos, además me costaba aceptar la idea de entregarle la casa a una persona desconocida, me daba mucho miedo eso, no quería. Aparte, nosotros fuimos quienes cuidamos a mi mamá durante muchos años de enfermedad, mi esposo y yo, especialmente en sus últimos años que fueron muy duros, acompañándola a todas partes, desde trámites personales hasta idas al hospital, mientras mis hermanos seguían viviendo sus vidas con toda normalidad, de lejos.
Después de un tiempo de siempre negarme a vender, me llegó la demanda. Mis hermanos necesitaban llevar el tema a juicio con tal de liquidar la propiedad, pero como yo no tenía tanta plata ni la forma de pagar los montos de abogados, no pude contratar una defensa. Así que iba a las reuniones sola, sin poder entender el idioma jurídico que hablaban todos y sin poder defenderme por no contar con la representación legal que exigen. Hasta el juez sentía pena por mí, fue un período de tiempo tremendamente humillante, me sentía desprotegida, intimidada, y sobre todo muy sola, enfrentándome a mis hermanos de esa manera, recibiendo todos sus argumentos y ataques verbales.
Pasé un par de años de esta forma, consultando diferentes firmas legales y abogados independientes para ver si podía pagar y contratar sus servicios, sin éxito, hasta que, gracias a una persona conocida, llegué a Total Abogados, quienes afortunadamente ofrecen un sistema de pago con cuotas y eso fue un regalo porque por fin pude comenzar mi defensa en tribunales como corresponde.
Tal vez la gente no lo sabe, pero este tipo de casos pueden llegar a durar muchos años, lógicamente te quitan bastante energía: el ánimo, el sueño, la tranquilidad, etc. En algún punto se me empezó a caer el pelo. Por eso, el alivio de encontrar una abogada que entendía a la perfección todas las emociones que estaba viviendo y ofrecerme su trabajo profesional de una forma empática, amable y humana, fue tremendo para mí. Muchas veces terminé abrazando a mi abogada después de ciertas reuniones, llorando de gratitud, sintiéndome por fin acompañada.
Un año y medio después de contratar los servicios de Total Abogados, después de tantas reuniones mensuales, llegamos a un acuerdo. La casa de mi mamá no sería rematada ni vendida a personas particulares sino que a una inmobiliaria interesada en reparar completamente la casa para luego arrendarla. Todos los hijos recibimos nuestras cuotas de la herencia, mucho más de lo que hubiéramos recibido si se la hubiésemos vendido directo a personas naturales.
Comencé este proceso emocionalmente devastada y salí muy feliz porque, con el apoyo de mi abogada, fui capaz de influir en el destino final de la casa de mi madre y eso siempre fue lo más importante para mí. Además se me abrieron muchas oportunidades gracias a la resolución del caso, un nuevo comienzo para mi familia.
Dentro de poco compartiremos testimonios de la categoría
“Al final mi abogado logró llegar a un acuerdo con la contraparte, obteniendo un importante monto de compensación económica y modificando la causal de divorcio culposo a de mutuo acuerdo. Con eso obtuve una sentencia favorable y hoy por fin puedo concluir que estoy felizmente divorciada. Libre para intentar construir una mejor vida con mi hija.”
Mi nombre es Camilo, tengo 35 años, y hace un año fui acusado falsamente de agresión psicológica a mis hijos. De un segundo a otro me vi enfrentado a una situación que parecía de otro mundo. Ninguno de mis conocidos había sido demandado antes, así que no tenía punto de referencia, cero contactos, nada.
Mi ex pareja interpuso la denuncia. Llevábamos tres años separados, después de una década de convivencia. La denuncia fue por supuesto maltrato psicológico hacia uno de mis hijos mayores, exigiendo la "desvinculación" entre él y yo.
Me sentí como probablemente se deben sentir todas las personas sin experiencia en casos legales: desorientado, ignorante de cómo dar el siguiente paso y aterrado de perder lo más importante: mis cuatro hijos pequeños. El estrés y alta carga emocional, no solo me afectó a mí, sino que también a ellos, con sus constantes preguntas sobre el presente, el futuro. En mis respuestas solo había incertidumbre. Fue muy difícil porque nunca pensé que viviríamos algo así como familia.
Por suerte una amiga me mandó la web de Total Abogados. Lo primero que hice fue revisar todas sus redes sociales, leer cada uno de sus comentarios, y consideré que sonaban profesionales, cercanos, modernos, así que me animé a contactarlos.
Desde la primera conversación con el equipo de abogados me sentí bien escuchado, en buenas manos. El hecho de que su modelo de negocio sea 100% digital me pareció genial porque lo encontré sumamente eficiente, sencillo y cómodo, manteniendo una comunicación fluida de principio a fin, todo a través de un simple mensaje, audio o llamada.
Con respecto a la causa, y como medida de protección, primero se buscó determinar si efectivamente existían antecedentes de vulneración de derechos hacia mis hijos. Se efectuaron informes y evaluaciones por distintos organismos del Estado que intervienen en estos tipos de casos, enfocándose en determinar la situación familiar a nivel escolar, si es que los niños se encontraban con su control de salud al día, si es que tenían otros problemas que les estuviesen afectando, tal vez sociales, psicológicos, etc.
Al final se determinó que efectivamente mis hijos habían sido vulnerados en sus derechos, pero por parte de su madre, quien lamentablemente actuaba con negligencia, abandonándolos la mayoría del tiempo en casa de sus abuelos. Además, era incapaz de atender todas sus necesidades, bloqueando incluso la comunicación entre ellos y yo.
Gracias a Total Abogados, y a la abogada asignada a mi caso, la resolución fue a mi favor, acreditando que era un padre apto, responsable y preocupado. Aparte de una felicidad extrema, lo que más gané fue el enorme alivio de restablecer la relación con mis hijos y regresar a la normalidad después de varios meses de una terrible incertidumbre.
Por suerte, ambas partes acordamos someternos a terapia familiar y actualmente estamos en eso, ha sido de gran ayuda.
No sé si todos los abogados serán así de cercanos, empáticos y dispuestos a responder cada inquietud con tanta premura y amabilidad, pero en Total Abogados me guiaron con paciencia desde el comienzo, en un lenguaje fácil de entender, proporcionándome información detallada y aconsejándome sobre las mejores alternativas posibles.
Esta fue mi primera experiencia legal y enfrentar la situación con la confianza de saber que estás en buenas manos, es algo que se agradece inmensamente.
Mi nombre es Daniela Soto, tengo 48 años, y demandé a mi esposo por divorcio culposo.
Nuestro matrimonio duró casi dos décadas, al principio nos llevábamos súper bien, hasta criamos a nuestra única hija como un equipo, pero lentamente eso fue cambiando y los últimos diez años se convirtieron en una lucha diaria. Recibí mucho abuso de su parte, psicológico y económico, además de una serie de infidelidades.
Durante el tiempo que vivimos juntos, él nunca me dejó trabajar, mucho menos intentar comenzar una carrera profesional por mi cuenta; me obligaba a quedarme en la casa y “hacerme cargo” de nuestra hija y de las tareas domésticas, generando una relación tóxica, dependiente y llena de humillaciones. Soporté esta situación con tal de mantener a la familia unida, especialmente por nuestra hija adolescente, aunque ahora sospecho que era más por miedo, tal vez cobardía.
Hasta que llegó el día en que descubrí que mi esposo tenía un hijo pequeño con otra mujer; que había comenzado otra familia, a escondidas. No aguanté más; agarré a mi hija y nos fuimos de la casa, a vivir con mis padres. Días después, una amiga me dio el dato de Total Abogados y decidí comenzar el proceso de mi divorcio, con mucho coraje y nerviosismo.
Lo primero que hizo el abogado asignado a mi caso fue explicarme claramente el paso a paso de demandar a alguien por divorcio culposo; primero la notificación formal que describe los varios motivos de mi divorcio; luego la audiencia preparatoria antes del juicio, donde el tribunal evalúa las pruebas, ya sean informes psicológicos, testimonios, cualquier prueba que de fe respecto a los hechos, audios, imágenes, conversaciones en chat, videos, etc; luego la audiencia de juicio, donde se presentan todas estas pruebas y ambas partes exponen sus argumentos; finalmente la sentencia, donde el tribunal dicta su decisión sobre mi causa.
El abogado además me aconsejó que demandara compensación económica, debido a varios factores, principalmente porque este tipo de vivencias generan un profundo trauma, desconfianza, sentimientos de rabia, tristeza y decepción en la pareja afectada, en este caso, yo. Además, la infidelidad también provocó desequilibrios emocionales y efectos negativos en la salud física y mental de nuestra hija. Para todo esto existe una potencial compensación.
Tres años se demoró el proceso legal. Debido mayormente a la pandemia, ya que el sistema judicial tuvo que reestructurarse para funcionar bajo esas condiciones, y porque al principio costó varios meses notificar a mi esposo. Sin efectuar esta primera notificación en forma personal, no se puede avanzar en ningún proceso judicial, eso atrasó mucho mi causa. Más encima, el tribunal tuvo que programar y reprogramar varias audiencias dada la complejidad del caso, ya que había harto que debatir: desde violencia económica y doméstica, vulneración a los derechos de los niños, hasta adulterio reiterativo.
Todo el proceso fue difícil y cansador, especialmente la espera eterna, que hubiese sido peor si no fuese porque en Total Abogados se adaptaron a mis necesidades, tiempo y ánimo, sobre todo en aquellos días donde sentía ganas de rendirme y no seguir más con la demanda.
No soy muy buena con la tecnología, pero su comunicación 100% digital me resultó conveniente, muy cómodo, y nunca sentí que estaba molestando con mi ejército de preguntas sobre cualquier detalle que no entendía o entendía a medias.
Al final mi abogado logró llegar a un acuerdo con la contraparte, obteniendo un importante monto de compensación económica y modificando la causal de divorcio culposo a de mutuo acuerdo. Con eso obtuve una sentencia favorable y hoy por fin puedo concluir que estoy felizmente divorciada. Libre para intentar construir una mejor vida con mi hija.
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